Synergistic Energy Cream

Nadie recuerda exactamente cuándo llegó Ibrahim al edificio; nadie lo recibió, ni lo vieron llegar con grandes camiones de mudanza. Nunca se le ha visto salir, entonces nadie sabe con claridad cual es su apartamento. Y, sin embargo, todos saben que está ahí; su presencia impregna el aire. Es como una sombra incorpórea que invade cada lugar por donde pasa.

Dicen que fue alquimista en otra vida. Que aprendió a leer los silencios y sabe interpretar los aromas, que no habla porque una vez prometió guardar su voz para oír lo que otros no podían.

No se sabe nada de él. Pero todos conocen su aroma; se percibe al pasar: un humo delicado, casi invisible al principio, se cuela por las rendijas de las puertas y ventanas, empieza a trepar por las paredes y abraza la ropa tendida en los balcones. Pequeñas notas de lavanda, azafrán y nuez moscada danzan melódicamente en el viento; los segundos se arrastran mientras el aire se llena de aceites orientales imposibles de describir.

Su aroma no es un perfume. No es una flor. No es madera ni aceite. Es algo más profundo. Algunos juran que Ibrahim no usa ninguna fragancia, que su alma, tan vieja como el silencio, destila esa esencia por sí sola. Ibrahim es un recuerdo que recorre todo el edificio como si buscara algo que nunca ha podido encontrar.

Pasan los días, la ciudad se transforma, las emociones nacen y mueren dentro y fuera del edificio. Pero Ibrahim permanece. Con su alquimia invisible. Con su presencia en silencio. Convirtiendo el edificio en un fantasma… uno que nadie conoce pero que todos, inevitablemente, admiran.

Esencia inspirada en Oud for Greatness, un aroma cargado de alma y memoria.